viernes, 18 de enero de 2008

Abarán 1904

ABARÁN, 1904
Publicado en Programa de Festejos 2004

Hay citas a las que uno no puede faltar y para los abaraneros Septiembre está salpicado de fechas y acontecimientos que van llamando a las sucesivas generaciones desde tiempo inmemorial.
Y, desde hace unos cincuenta años, hay algo que nos llama o nos convoca a algunos enamorados de las cosas de nuestro pueblo a profundizar en ellas y plasmarlas por escrito. Y ese algo es este Programa de Festejos, esta publicación que se ha convertido con el tiempo en el festejo más popular, porque llega a todos los hogares y es esperado en todos con la misma ilusión con la que se oye el sonido del primer cohete o las notas de nuestra Banda en las dianas mañaneras.
Por todo ello, no podemos ni debemos fallar a esta cita algunos que tomamos este compromiso hace ya bastantes años. El abanico de temas para tratar en este Programa es muy amplio, aunque año tras año se presenta más difícil encontrar uno atrayente para el que escribe y para los miles de personas que lo leen.
Cuando la necesidad apremia y el tiempo se nos va viniendo encima, siempre queda el recurso de acudir a los Archivos pues en ellos siempre hay datos curiosos sobre el pasado de este pueblo que conviene ir descubriendo al gran público.
Como en otras ocasiones, me he acercado, a través de los Archivos Municipal y Parroquial, al Abarán de hace cien años para entresacar algunos datos curiosos y con cierto interés.

Como primer dato estadístico, señalar que en ese año de 1904 son bautizados en la Parroquia de San Pablo 82 niños/as y se llevan a cabo 103 entierros. Los encargados de hacerlo son D. José Candel como párroco y D. Juan Plaza como activo coadjutor. Dos curas que, según la visita de inspección que realiza a la Parroquia D. Francisco Vigueras, como arcipreste del Partido, el día 11 de abril, lo tenían todo (sagrario, varas, altares, archivos...), conforme con lo que dictaban las normas de aquel tiempo.
Desde el punto de vista político, el día 1 de enero de 1904 toma posesión de la alcaldía D. Fernando Gómez, un alcalde importante en nuestro pueblo, que tiene dedicada una calle, y que estuvo en el cargo hasta 1910. Por lo que se desprende de la lectura de las actas capitulares, es decir de las sesiones de Pleno, fue este un año tranquilo, pues no aparece en ellas ningún signo de controversias o enfrentamientos políticos. Del desarrollo de estas reuniones municipales da fe el secretario, a la sazón D. Ricardo Martínez.
Parece que, como es natural en todo Ayuntamiento, la situación económica no era muy boyante, pues hay algunos meses en los que no se puede pagar con puntualidad a los empleados públicos y se acuerda que se abonarán dichos sueldos, “cuando el estado de fondos lo consienta”. Por lo que se aprecia, una de las principales fuentes de ingresos eran las subastas de los montes. Como ejemplo, el 23 de mayo se conceden los espartos de la Sierra del Oro a D. Luis Fernández, de Blanca, por la cantidad de 7.200 ptas.; y a su paisano D. Antonio Ibáñez, se le adjudican 5.023 pinos de la Sierra de la Pila por 5.051 ptas.. Esas cantidades eran bastante significativas en ese momento, si tenemos en cuenta que el coste salarial sería de 2 ptas. diarias, según hemos concluido por el pago de siete pesetas a D. Joaquín Molina Gómez por tres jornadas y media empleadas en el arreglo de los árboles de la Ermita.
Siguiendo con las finanzas, entre los primeros acuerdos que toma el nuevo Ayuntamiento, se acuerda nombrar una Comisión para gestionar con Dª Visitación Aguado, viuda de Monxó, la rebaja del dinero que satisface el Ayuntamiento por el alumbrado público por “creer excesiva la suma que hoy satisface por el mencionado servicio”. Y en la sesión del 25 de julio aparece un concepto que hoy lleva de cabeza a nuestros políticos, los “créditos reconocidos”, es decir, las facturas que vienen de atrás, y se acuerda, entre otras cosas, pagar la factura de los carteles de la feria del año anterior.
También desde los comienzos de la nueva Corporación, aparece un tema que se irá repitiendo durante todo el año y es la preocupación por adecentar el paseo de la Ermita. Y el 18 de enero se acuerda encargar al concejal D. José Tornero Ginestar para que adquiera árboles “con el fin de hermosear la explanada existente en la Ermita de esta población”, árboles que importarán 167,90 ptas. Unos meses después, el 3 de octubre, se acuerda también adquirir varios árboles para plantarlos en la Ermita “a la mayor brevedad posible”. Estaríamos quizás asistiendo en este año de 1904 a la plantación de los árboles más antiguos que hoy vemos en nuestro entrañable Paseo. Pero no sólo hay referencias a la Ermita por el arbolado. El día 4 de julio, se acuerda colocar el tablado de la música en el Paseo de la Ermita “a fin de que desde el próximo domingo por la noche asista la Banda y ejecute algunos puntos de su programa para solaz y distracción de las personas que concurran a dicho sitio”. Unos meses después, el 31 de octubre, el Pleno aprueba que se autorice al alcalde para que la Banda de Música, dirigida por D. David Templado, amenice el Paseo de la Ermita “en los días festivos que crea conveniente” (¿podríamos hacer hoy realidad también este acuerdo?). El día 11 de julio , se acuerda rociar el paseo de la Ermita los domingos y festivos durante el verano. Y el 29 de agosto, se pagan 17,50 ptas. al cerrajero D. Mariano Manuel como importe del arreglo de los bancos de hierro del paseo de la Ermita.
Desde el punto de vista urbanístico, el Cura Párroco solicita al Ayuntamiento que, “para evitar reclamaciones y derechos que pudieran promover litigios, se realice el deslinde del terreno de la Ermita que pertenece a los Santos Patronos”. Y el 29 de agosto, se realiza ese deslinde por D. Pascual Candel, Perito Agrimensor de Blanca. Decisión importante también es la de abrir una calle desde el lado de Poniente del Paseo de la Ermita hasta el sitio denominado Los Secanos. Esta calle se correspondería con la bajada hasta la calle del Asilo por el lateral de la Casa de la Cultura.
Y, siguiendo con el urbanismo, el día 7 de marzo, la Corporación aprueba lo siguiente : “que para todas las obras que se verifiquen para la construcción de casas y reformas de las existentes, se solicite el debido permiso”, una medida que ha venido llevando de cabeza a todas las Corporaciones siguientes y, por supuesto, al pueblo que ha ido pagando, a veces con un precio muy caro y ya irreversible, la permisividad en esta materia.
Hay un acuerdo curioso el día 19 de diciembre y es la autorización al alcalde para que “gestione el establecimiento de la feria tradicional denominada de Navidad que se venía verificando en años anteriores, promoviendo corridas de novillos en los días 25,26 y 27, a beneficio de los Patronos de este pueblo”. Es decir, una feria taurina pero en los días navideños.
En relación con la celebración de las Fiestas Patronales, en muy poco tiempo se preparan, pues el 22 de agosto se autoriza a la Comisión para que organice los festejos que estime convenientes. En esa misma sesión se acuerda instalar las casetas de Feria en la Plaza de la Constitución (Plaza Vieja) por ser “conveniente a los intereses del comercio de esta Villa”. Ello significa un cambio, pues a partir de 1900 ya se había acordado colocarlas en la Ermita. De todas maneras, este cambio no debió tener mucha aceptación porque en el año siguiente, se acuerda colocarlas en la Explanada de la Ermita “para evitar la aglomeración de personas en la Plaza de la Constitución”.

Y es que la Ermita ya se veía entonces como el lugar más idóneo para la fiesta, para la música, para el encuentro, para la conversación, para todo aquello que constituye esa mitad que, unida a la otra mitad que es el trabajo y el laborar cotidiano, constituye la vida de las personas y de los pueblos. Por ello, porque es el alma y el corazón del nuestro, en todo el año, pero especialmente en estos días de Feria no sólo hay que cuidarla, sino que merece ser mimada y devolverle la belleza y la vida que ha ido perdiendo con el paso del tiempo.

JOSE S. CARRASCO MOLINA
Cronista Oficial de Abarán.


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